TRAUMATISMO TORÁCICO
La mayoría de los traumatismos torácicos se
producen como resultado de accidentes de tráfico y heridas por arma blanca o de
fuego. Representan el 25% del total de muertes en politraumatizados y la
segunda causa de muerte en un politraumatizado por accidente de tráfico. Con
frecuencia determinan el pronóstico de un politraumatizado por comprometer
tanto la vía aérea como las funciones respiratorias y hemodinámica.
El 71% de los traumatismos torácicos graves
se producen contra el volante del vehículo. La mayoría de las muertes
secundarias a traumatismo torácico ocurren entre los 30 minutos y las 3 horas
después del accidente y es secundaria a taponamiento cardiaco, obstrucción de
la vía aérea y aspiración.
CONCEPTO
Se podría definir el traumatismo torácico
como la lesión de estructuras torácicas externas o internas producidas por un
agente externo. Usualmente se clasifican en traumatismos penetrantes y
traumatismos no penetrantes. Los traumatismos no penetrantes son aquellos en
los que no hay comunicación de la cavidad pleural o mediastínica con el
exterior y abarcan desde contusiones simples de partes blandas hasta el
aplastamiento torácico.
Sus causas más frecuentes son los accidentes
de tráfico y las precipitaciones.
Los traumatismos torácicos penetrantes son
aquellos en los que el agente causal produce una comunicación del espacio pleural
o mediastínico con el exterior. Son causas frecuentes las heridas por arma
blanca o arma de fuego. En este tipo de traumatismos, con frecuencia la
dirección y fuerza del agente causal nos pueden orientar sobre los posibles
órganos lesionados. Un subtipo que distinguen algunos autores dentro del
traumatismo torácico penetrante es el perforante, en el que hay un orificio de
entrada y otro de salida en el tórax, y suele ser producido por arma de fuego u
otros proyectiles.
MANEJO INICIAL DEL TRAUMATISMO TORÁCICO
Las situaciones críticas que requieren
tratamiento inmediato en los traumatismos torácicos cerrados se pueden resumir
en:
- Obstrucción de la vía aérea.
- Taponamiento cardiaco.
- Neumotórax a tensión.
- Hemotórax masivo.
- Tórax inestable.
Primera fase
Esta fase va ligada a la valoración inicial
del politraumatizado y se centra en la permeabilización de la vía aérea,
manteniendo una adecuada ventilación y oxigenación, procediendo a la intubación
y ventilación mecánica si es necesario. Se debe monitorizar al paciente con
ECG, pulsioxímetro y tensímetro.
Se vigilará siempre la FR. En esta fase no se
debe intentar el diagnóstico de lesiones específicas, excepto en los casos en
que produzcan compromiso vital. En pacientes hemodinámicamente inestables se
comenzará la infusión de líquidos intravenosos a un ritmo rápido.
Segunda fase
Se procede a realizar la exploración física
completa del paciente a fin de identificar las posibles lesiones que presente.
Se prestará especial atención a la presencia de neumo o hemotórax. El
neumotórax a tensión y el taponamiento cardiaco requieren tratamiento inmediato
por su gravedad potencial. En esta fase se procede también a la analgesia del
paciente. Por último, se deben cubrir las heridas soplantes con gasa
vaselinada.
a. Anamnesis.
Se deben tener en cuenta siempre las
circunstancias del traumatismo y el mecanismo lesivo, por ejemplo la
posibilidad de un aplastamiento prolongado si la víctima ha permanecido
aplastada o sepultada. También son importantes la edad y antecedentes de la
víctima y el lapso de tiempo transcurrido hasta la asistencia. Se valorará la
presencia del dolor y su irradiación.
b. Inspección.
Permite apreciar lesiones parietales
abiertas, contusiones, anomalías de los movimientos respiratorios, presencia de
hemorragias externas, síntomas de hipovolemia o la presencia de cianosis (es un
signo de hipoxia de aparición tardía en el traumatizado). A veces se puede oír
el ruido producido por la salida de aire a través de las heridas abiertas o
burbujeo en el seno de una hemorragia.
Se debe observar siempre el cuello, buscando
distensión de las venas cervicales y cianosis o edema de cara y cuello. También
se deben observar los movimientos de la pared abdominal, que pueden orientar
hacia una lesión diafragmática. Es útil en la valoración de los movimientos
respiratorios observar la pared toracoabdominal cuando el paciente tose.
c. Palpación.
Se buscan zonas dolorosas a la presión, así
como la presencia de crepitación costal o enfisema subcutáneo. Se debe palpar
el cuello para determinar la existencia de desviación traqueal.
d. Percusión.
Es fundamental para identificar y valorar la
extensión del neumotórax y hemotórax. Aparece hipertimpanismo en el neumotórax
y matidez en el hemotórax.
e. Auscultación.
Se debe realizar una auscultación sistemática
y completa, valorando siempre comparativamente ambos hemitórax para detectar
áreas de disminución del murmullo vesicular indicativas de hemotórax o
neumotórax. En ocasiones se auscultan ruidos intestinales que indicarían la
presencia de lesiones diafragmáticas. Es posible auscultar soplos por lesión de
las vías aéreas, así como un roce pericárdico o pleural.
f. Analgesia.
En esta fase se deben administrar analgésicos
que facilitarán la exploración del paciente y mejorarán su oxigenación al
calmar el dolor que producen los movimientos respiratorios.
Según la intensidad del dolor y las lesiones
que se identifiquen podemos optar por analgésicos habituales, como el metamizol
magnésico (Nolotil®, 1 amp disuelta en 100 ml de SF) o el ketorolaco (Toradol®,
1 amp = 30 mg) en bolo iv 30-50 mg; o bien analgésicos como el fentanilo a
dosis de 1-2 mcg/kg en bolo iv, (Fentanest®, 1 amp = 150 mcg = 3 ml, para un
adulto de 70 kg serían aproximadamente 1,5 ml) o el cloruro mórfico a dosis de
3-10 mg en bolo iv (0,08-0,12 mg/kg), 1 amp contiene 10 mg a disolver en 9 ml
de SG 5% o SF, con lo que 1 ml = 1 mg. Estos dos opioides se deben usar en
pacientes estables hemodinámicamente; de estar inestables o en dolores
localizados puede ser útil una infiltración con anestésico local en el punto de
fractura, un bloqueo intercostal con anestésico o incluso un bloqueo
paravertebral.
g. Clasificación inicial de la lesión.
Puede ser útil clasificar el traumatismo en
lesiones de la región externa del tórax, que se identifican con la simple
inspección (neumotórax abierto, enfisema subcutáneo, etc.); lesiones que
afectan a la región interna del tórax, que se identifican por palpación,
percusión y auscultación (neumotórax cerrado y hemotórax); y lesiones de la
región profunda del tórax, que se identifican por exploración física, pero
necesitan confirmación radiológica (enfisema mediastínico, hernia
diafragmática).
En las lesiones penetrantes de tórax, la
localización de la herida puede servirnos para identificar estructuras
potencialmente afectadas, por lo que puede ser útil distinguir lesiones de la
región torácica superior, media o inferior. En la región torácica superior se
puede sospechar lesión traqueal (habrá enfisema subcutáneo), de grandes vasos o
de esófago. En lesiones de la región media se puede haber lesionado el corazón
o vasos del hilio pulmonar, ambas lesiones de gravedad extrema que requieren
tratamiento quirúrgico. Las lesiones de la región torácica inferior pueden
haber penetrado en el abdomen, por lo que precisan una exploración abdominal
cuidadosa.
Tercera fase
Durante esta fase se trasladará al paciente a
un centro hospitalario por requerir exploraciones complementarias para un
diagnóstico correcto de todas las lesiones del paciente. Durante el transporte
se debe monitorizar la sat O2 y TeCO2, TA, FC, ECG, realizar escala de Glasgow
y FR periódicamente y reexplorar al paciente para detectar cambios en la
auscultación.
LESIONES DE PARED TORÁCICA
Heridas abiertas de pared torácica
Las heridas abiertas pequeñas (menores que el
calibre de la vía respiratoria) pueden comportarse como válvulas
unidireccionales y ser la causa de un neumotórax a tensión. Por el contrario,
las heridas mayores que el calibre traqueal pueden llegar a producir colapso
pulmonar.
El tratamiento consistirá en cubrir las
heridas con gasa vaselinada. Nunca se debe introducir una sonda en la herida
para explorarla o para aliviar un neumotórax localizado.
Enfisema subcutáneo
Como entidad aislada no necesita tratamiento,
pero debemos buscar y tratar la causa subyacente. Indica una solución de
continuidad en la pleura parietal que permite el paso de aire del parénquima
pulmonar o vías aéreas a espacios extrapleurales. Sólo en casos raros de
enfisema masivo se puede aliviar practicando incisiones lineales en la pared
torácica.
Fracturas costales simples
Se identifican por la exploración física. Las
fracturas de la 1ª y 2ª costillas indican un traumatismo muy intenso y un mal
pronóstico por las posibles lesiones asociadas, por lo que deberemos buscarlas
en el cuello, cráneo y grandes vasos. Las fracturas de las tres últimas
costillas pueden asociarse a lesiones hepáticas y/o esplénicas.
Clínicamente se aprecian movimientos de los
fragmentos, equimosis y crepitación; pueden producir hemotórax, neumotórax o
contusión pulmonar.
El tratamiento de la fractura costal simple
consiste en analgesia y si es necesario, apoyo ventilatorio. Nunca se deben
practicar vendajes circulares.
Tardan entre 10 y 15 días en estabilizarse y
unas 6 semanas en formar callo
Las complicaciones generalmente son debidas a
la disminución de la tos por el dolor, con hipoventilación, atelectasias,
retención de secreciones y neumonía. El bloqueo intercostal produce incremento
reflejo de las secreciones bronquiales.
Fractura esternal
Se identifica por la exploración física. Se
suele asociar a lesiones cardiovasculares, sobre todo contusión miocárdica. El
mtratamiento consiste en analgesia y si es necesario, apoyo ventilatorio.
Tórax inestable o
volet costal
Consiste en la presencia de fracturas
costales múltiples de costillas adyacentes que dan lugar a que un segmento de
la pared torácica pierda la continuidad con el resto de la estructura ósea torácica.
De esta forma, la pared torácica pierde la rigidez necesaria para una correcta
ventilación. Se localiza más frecuentemente en los arcos anteriores.
Para su diagnóstico es clave la observación
del fenómeno de respiración paradójica, que consiste en el hundimiento de la
zona afectada durante la inspiración y su protusión durante la espiración. Lo
que más influye en la respiración paradójica es la obstrucción de las vías
aéreas, que hace que el trabajo respiratorio sea mayor. Aunque este fenómeno
produce hipoxemia por sí mismo, su gravedad viene determinada por la existencia
de un foco subyacente de contusión pulmonar. Además, dificulta la tos y
facilita la retención de secreciones.
Produce descenso de la capacidad vital y de
la capacidad residual funcional; la alteración de la relación
ventilación/perfusión da lugar a hipoxemia; descenso de la compliance,
incremento de la resistencia aérea, incremento del trabajo respiratorio.
El tratamiento consistirá en analgesia y
manejo adecuado de la fluidoterapia (se evitará la sobrecarga de líquidos) en
los casos leves. En la mayoría de los casos, no obstante, el tratamiento de
elección será la intubación endotraqueal y ventilación mecánica con presión
positiva intermitente.
LESIONES PULMONARES Y DE LAS VÍAS AÉREAS
Contusión pulmonar
La contusión pulmonar produce hipoxemia por
edema intersticial y extravasación.
Clínicamente se caracteriza por hemoptisis,
dolor de tipo pleurítico y aumento del trabajo respiratorio. Con frecuencia, el
diagnóstico se realiza 24 horas después del traumatismo, al aparecer una
opacidad radiológica. El tratamiento consiste en analgesia, oxigenoterapia y
fisioterapia, aunque en casos graves se puede requerir intubación y ventilación
mecánica.
Laceración pulmonar
Se puede producir por fragmentos costales.
Concurrirán hemotórax y neumotórax, cuya magnitud determina la gravedad del
cuadro. El hematoma pulmonar localizado se resuelve espontáneamente en unas
semanas, aunque en ocasiones se infecta produciendo abscesos pulmonares.
Hemotórax
Consiste en la colección de sangre en la
cavidad pleural. Produce restricción ventilatoria y dificulta el retorno
venoso. Se identifica por: disminución de los movimientos torácicos en esa
zona, disminución de las vibraciones vocales, matidez a la percusión,
disminución del murmullo vesicular a la auscultación y la presencia de signos
de hipovolemia e IR en casos graves. El hemotórax masivo es la causa más
frecuente de shock en los traumatizados torácicos.
El pronóstico y el tratamiento dependerán de
la cuantía de la hemorragia. El hemotórax masivo suele ser producido por la
rotura cardiaca, rotura de grandes vasos o rotura pulmonar. El tratamiento de
los hemotórax pequeños y localizados se puede realizar mediante una
toracocentesis que aspire la sangre, en condiciones de extrema asepsia. Sin
embargo, en la mayoría de los casos se necesitará colocar un tubo de drenaje
torácico para evacuar el líquido coleccionado. Además, se deben aportar fluidos
y oxigenoterapia según los parámetros ventilatorios y hemodinámicos del
paciente. En los casos de hemotórax masivo se trasladará inmediatamente el
paciente al hospital, para efectuar una toracotomía, que en el medio
extrahospitalario no se realiza.
Neumotórax
Consiste en acúmulo de aire en la cavidad
pleural, produciendo colapso total o parcial del pulmón. Esto produce disnea y
taquipnea, inmovilidad de la pared torácica, disminución del murmullo vesicular
en el lado afecto, hipertimpanismo, desviación traqueal y mediastínica, IR,
cianosis, distensión de las venas del cuello y colapso circulatorio. Se
distinguen varios tipos: el neumotórax abierto, el neumotórax simple cerrado y
el neumotórax a tensión.
a. Neumotórax simple
cerrado.
Produce IR en grados variables. Se vigilará
la evolución, ya que puede convertirse en un neumotórax a tensión. Está
indicada la toracocentesis y colocación de drenaje pleural si hay signos de IR
o si el colapso pulmonar es superior al 10%. En los casos de colapso inferior
al 10%, sin signos de IR se procede a analgesia y derivación hospitalaria para
observación con radiografías seriadas. No está indicada la aspiración simple.
b. Neumotórax abierto.
Produce IR en grados variables. El
diagnóstico se suele hacer por inspección del tórax. El tratamiento consistirá
en el cierre de la herida con una gasa vaselinada pegada al tórax sólo por 3 de
sus lados, o con un dedo de guante a modo de válvula unidireccional, para
después realizar toracocentesis y drenaje torácico.
c. Neumotórax a tensión.
En esta entidad, la solución de continuidad
del sistema respiratorio provoca una ocupación del espacio pleural por el aire
del árbol bronquial empujando al mediastino hacia el lado contralateral,
comprometiendo la ventilación del otro pulmón, el retorno venoso y originando
inestabilidad hemodinámica. La clínica viene marcada por IR grave,
hipertimpanismo, abolición del murmullo vesicular, desviación contralateral del
mediastino y la tráquea, ingurgitación de venas cervicales, ausencia de
vibraciones vocales y enfisema
subcutáneo. La
sospecha clínica indica toracocentesis y colocación de un drenaje torácico, ya
que puede producir rápidamente paro cardiaco. Es importante vigilar la
aparición de un neumotórax a tensión tras iniciar la ventilación mecánica.
Neumomediastino
Consiste en la presencia de aire en el
espacio mediastínico y se asocia a lesiones de las vías respiratorias o
esófago. Produce dolor retroesternal, disnea, enfisema subcutáneo y a veces
signo de Hamman (crepitación coincidente con el latido cardiaco). Suele ser
asintomático y ser un hallazgo radiológico. En estos pacientes la ventilación
mecánica suele producir un neumotórax. El tratamiento consiste en la reparación
de la lesión causal.
Quilotórax
Es poco frecuente, se produce por la rotura
del conducto torácico y la consiguiente extravasación de linfa al espacio
pleural. La toracocentesis nos da el diagnóstico. El tratamiento consiste en la
colocación de un drenaje pleural.
Rotura o laceración de la vía aérea
El traumatismo torácico puede producir rotura
o laceración de la tráquea y bronquios principales. Aparecerá enfisema
subcutáneo, neumomediastino y neumotórax. El diagnóstico suele requerir
broncoscopia. El tratamiento consiste en actuar primero sobre el neumotórax,
indicándose posteriormente cirugía para reparar la rotura. Si sospechamos
rotura de la vía aérea, la intubación debe ser extremadamente cuidadosa.
Lesiones diafragmáticas
La rotura diafragmática requiere traumatismos
toracoabdominales cerrados intensos o bien lesiones penetrantes. En los
traumatismos cerrados suele aparecer en el hemidiafragma izquierdo. Se suele
producir la herniación de vísceras al interior del tórax. Se produce IR al
fallar el principal músculo respiratorio, que puede agravarse por la compresión
por vísceras herniadas. Se puede producir un abdomen agudo por estrangulamiento
de vísceras huecas en el tórax por el mismo diafragma. El tratamiento siempre
será quirúrgico.
LESIONES CARDIACAS Y DE GRANDES VASOS
Contusión cardiaca
El mecanismo de producción típico es el
traumatismo contra el volante (traumatismo directo sobre el miocardio). Se debe
sospechar siempre que haya fractura esternal. Se manifiesta por dolor torácico,
que en ocasiones puede ser de tipo anginoso. Un signo frecuente es la aparición
de taquicardia sinusal desproporcionada a la hipovolemia. Otros hallazgos
electrocardiográficos son bloqueo de rama derecha, extrasístoles multifocales,
alteraciones del segmento ST y de la onda T. El tratamiento se basa en
analgesia, oxigenoterapia y control hemodinámico. No está indicada la
profilaxis de arritmias.
Rotura cardiaca
Suele presentarse en traumatismos
penetrantes, agresiones por arma blanca o de fuego. El pronóstico dependerá de
las cavidades afectadas, presencia de taponamiento cardiaco y afectación de las
arterias coronarias.
Si se produce sangrado libre, aparecerá un
hemotórax masivo con shock hipovolémico, por lo que se deberá proceder a un
aporte de líquidos adecuado. El tratamiento será quirúrgico. En otros casos el
sangrado se produce libre en la cavidad pericárdica, produciendo el
taponamiento cardiaco, que se tratará a continuación.
Taponamiento cardiaco
El taponamiento cardiaco consiste en un
acúmulo de sangre en la cavidad pericárdica, comprimiendo las cavidades
cardiacas y provocando una situación de bajo gasto cardiaco por la limitación
de la diástole. Puede producirse por traumatismos abiertos o cerrados. La
clínica clásica consiste en la triada de Beck: distensión de venas yugulares,
hipotensión y atenuación de los ruidos cardiacos.
Sin embargo, la atenuación no es siempre
perceptible y en pacientes con hipovolemia puede no aparecer distensión de las
venas yugulares. Otros síntomas de taponamiento cardiaco son opresión torácica,
taquipnea, pulso paradójico, reflujo hepatoyugular, hepatomegalia dolorosa y
alteraciones del ECG (bajos voltajes, taquicardia sinusal y alteraciones del
segmento ST y la onda T). El tratamiento consistirá en la reposición de
volumen, oxigenoterapia y pericardiocentesis urgente.
Lesiones de grandes vasos
La lesión fundamental es la rotura aórtica.
Se puede producir en traumatismos abiertos o cerrados (por desaceleración). Se
debe buscar en caso de fractura de 1ª ó 2ª costillas. La clínica consiste en
dolor torácico retroesternal irradiado a la zona interescapular.
También pueden aparecer disnea, disfonía y
disfagia por compresión del hematoma que se forma. Los signos que indican
rotura aórtica son hipertensión repentina de extremidades superiores; diferente
amplitud de pulso entre extremidades superiores e
inferiores, y soplo
sistólico áspero precordial o interescapular. El tratamiento consistirá en
fluidoterapia, manteniendo presiones sistólicas inferiores a 110 mm Hg,
analgesia y cirugía urgente.
ALGORITMOS DEL TRAUMATISMO DE TÓRAX
OBSERVACIONES EN TRAUMA DE TÓRAX
Descartar causas de compromiso vital inminente (NNHTT)
- Neumotórax a tensión
- Neumotórax abierto
- Hemotórax masivo
- Tórax móvil severo
- Taponamiento cardíaco
Neumotórax a Tensión:
la conducta inicial se realiza sin esperar por la Rx tórax
Disnea
Dolor de pecho
Posible desviación de tráquea al lado opuesto
Ingurgitación yugular
Deterioro hemodinámico y del estado de conciencia
Hipoventilación a la auscultación
Timpanismo a la percusión
Actitud:
Descompresión por punción con aguja (Nº 14 o 16) del 2º espacio intercostal (borde superior de 3º costilla) a nivel de la línea media clavicular, con intención de transformar el neumotórax a tensión, en uno simple. A veces se escucha la salida de aire, posteriormente se colocará un tubo de toracostomía.
Neumotórax abierto:
Presencia de orificio > de 2/3 del diámetro de la tráquea, el flujo aéreo a través de la tráquea se encuentra disminuido.
Actitud:
Se sella con gasa furacinada, o envaselinada y se cierran tres de sus bordes (oclusión parcial para permitir el escape de aire), posteriormente se realizará el tratamiento quirúrgico definitivo.
Hemotórax masivo:
Usualmente > 1,5 L en pleura
Shock
Deterioro de conciencia
Hipoventilación auscultatoria
Difícil percepción de ruidos cardíacos
Colapso de venas del cuello
Matidez a la percusión
Actitud:
Tratamiento precoz del shock (líquidos y sangre)
Colocación de tubo de toracostomía
Preparar para toracotomía
Tórax móvil severo (Inestable):
Más de 3 costillas fracturadas en 2 o más sitios.
Movimiento paradojal de la caja torácica, con deterioro de la función ventilatoria, es acompañada generalmente por contusión pulmonar.
Actitud:
O2, inmovilización y analgesia
Considerar intubación precoz
Ocasionalmente requiere intervención quirúrgica
Taponamiento cardíaco:
Hipotensión
Difícil percepción de ruidos cardíacos
Ingurgitación yugular
Shock
Actitud:
Tratamiento precoz del shock, con líquidos EV, considerar dopamina 5 a 15 gammas/Kg/min.
Valorar de acuerdo al estado del paciente pericardiocentesis por punción, o ventana pericárdica subxifoidea bajo anestesia. La toracotomía y reparación quirúrgica de la lesión es el tratamiento definitivo.
Indicación para toracotomía de emergencia:
Pacientes que ingresan sin pulso luego de trauma de tórax penetrante con evidencia de actividad eléctrica cardíaca
Actitud:
· Evacuar sangre pericárdica
· Control directo del sangrado intratorácico
· Masaje cardíaco a cielo abierto
· Clampeo de aorta descendente, para frenar sangrados debajo del diafragma
Posibles signos radiológicos de ruptura de aorta torácica por trauma:
Ensanchamiento mediastinal
Desviación de tráquea y esófago a la derecha (SNG)
Descenso del bronquio fuente izquierdo
Derrame izquierdo
Pérdida de los contornos del botón aórtico y arteria pulmonar
Ensanchamiento paratraqueal, y paraespinal
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